El parapente (o paracaídas de pendiente) es un ala flexible, construida en una tela especial antidesgarros, llamada ris-top. El ala se une al piloto, quien lleva un arnés, a travé s de numerosos hilos, llamados suspentes. Arnés y ala se pliegan de tal modo que caben en una mochila.
Su forma aerodinámica le permite obtener sustentación. Se utiliza, a diferencia del paracaídas, una vez "inflado". El pilotaje se logra por los comandos, izquierdo y derecho, que le permiten girar, acelerar y frenar. Además, la carga de peso del piloto influye en la respuesta del parapente, por lo que se transforma en la prolongación de uno mismo, en vuelo.
El tamaño de parapente varía según peso y nivel del piloto. Cuanto mayor es el peso del piloto, mayor también es l a superficie de sustentación necesaria. A su vez, los modelos responden al nivel del pilotaje, existiendo cuatro tipos básicos: Escuela, Salida de Escuela, Performance y Competición.
Se despega por lo general desde una ladera de montaña y con el viento de frente. Por eso, informarse acerca del estado meteorológico y de los vientos es fundamental, teniendo en cuenta que las condiciones varían en cada región y a cada momento. En las llanuras, donde no existen esas laderas, se recurre a la ayuda de un torno. Esto permite que se instalen centros y escuelas de vuelo donde no hay montañas.
Para el vuelo se utilizan corrientes térmicas y dinámicas. Estas también varían de un lugar a otro y según el clima, la hora del día y otros factores. Con buenas corrientes es posible lograr horas continuas de vuelo, aunque muchas veces no es el caso y hay que conformarse con haber volado.
Para empezar a volar hay un sólo requisito: animarse. Lo indispensable es aprender con un instructor, a través de cursos de iniciación, hasta adquirir la experiencia suficiente para volar solo.
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